Angela Marulanda en este su primer libro nos habla sobre valores y actitudes para enriquecer nuestra labor como padres y desarrollar en los hijos las herramientas que necesitan para triunfar y ser felices.
"Creciendo con Nuestros Hijos" más que un libro es una guía práctica, que aborda temas de interés tanto para los padres como para todos aquellos adultos comprometidos en la crianza y formación de las nuevas generaciones. Es aquél manual que tantos padres reclamaban, con una característica especial: No hay que leerlo de principio a fin. Trata en forma ordenada pero independiente, la mayoría de las situaciones que surgen en la vida cotidiana con los hijos de todas las edades. Dedicando unas pocas páginas a cada tema en particular presenta alternativas y ofrece herramientas para manejar las dificultades que se viven a diario en todas las familias. Algunos de los temas tratados son: "Las pataletas: cómo manejarlas y cómo evitarlas", "Cómo desalentar las peleas entre los hermanos", "Cuando mamá trabaja fuera del hogar", "Qué tanta libertad pueden manejar los niños", "Qué decir y cómo hablarles de sexo", "Cómo fortalecer la autoestima de los niños". Estos y muchos otros son los temas que como adultos involucrados en la crianza de nuestros hijos nos afectan e interesan.
Angela Marulanda reúne una segunda serie de reflexiones sobre importantes dilemas y situaciones que se presentan a menudo en la crianza de los hijos, y continúa profundizando en los valores y actitudes que deben tener los padres para asegurarse de formar unos hijos buenos, que prolonguen con su vida el testimonio de su amor.
LA NUEVA GENERACION DE PADRES
Por Angela Marulanda, Autora y Educadora Familiar
Somos las primeras generaciones de padres decididos a no repetir con los hijos los errores de nuestros progenitores. Y en el esfuerzo de abolir los abusos del pasado, somos los más dedicados y comprensivos pero a la vez los más débiles e inseguros que ha dado la historia. Lo grave es que estamos lidiando con unos niños más “igualados”, beligerantes y poderosos que nunca.
Parece que en nuestro intento por ser los padres que quisimos tener, pasamos de un extremo al otro. Así, somos los últimos hijos regañados por los padres y los primeros padres a quienes los hijos nos regañan; los últimos que le tuvimos miedo a los padres y los primeros que les tememos a los hijos; los últimos que crecimos bajo el mando de los padres y los primeros que vivimos bajo el yugo de los hijos. Y lo que es peor, los últimos que respetamos a nuestros padres, y los primeros que aceptamos que nuestros hijos nos irrespeten.
En la medida que el permisivismo reemplazó al autoritarismo, los términos de las relaciones familiares han cambiado en forma radical, para bien y para mal. En efecto, antes se consideraba buenos padres a aquellos cuyos hijos se comportaban bien, obedecían sus órdenes y los trataban con el debido respeto; y buenos hijos a los niños que eran formales y veneraban a sus padres. Pero en la medida en que las fronteras jerárquicas entre adultos y niños se han ido desvaneciendo, hoy los buenos padres son aquellos que logran que sus hijos los amen, aunque poco los respeten. Y son los hijos quienes ahora esperan respeto de sus padres, entendiendo por tal que les respeten sus ideas, sus gustos, sus apetencias y su forma de actuar y de vivir. Y que además les patrocinen lo que necesitan para tal fin. Como quien dice los roles se invirtieron, y ahora son los papás quienes tienen que complacer a sus hijos para ganárselos, y no a la inversa, como en el pasado. Esto explica el esfuerzo que hacen hoy tantos papás y mamás por ser los mejores amigos y parecerles “chéveres" a sus hijos.
Angela Marulanda www.angelamarulanda.com
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