Sunday, March 29, 2009
ARMONIA MATRIMONIAL (Primera Parte)
Armonía matrimonial (1) La felicidad matrimonial se logra con la paz en el alma de ambos cónyuges, dejando las adversidades y alegrías en manos de Dios.
Armonía matrimonial: Los casados deberían examinarse con humildad y lealtad para ver si deben corregirse de algún defecto que obstaculice la armonía matrimonial.
Pocos matrimonios habrá en los que alguna vez siquiera no haya habido un disgusto serio. A veces los disgustos son frecuentes. Las causas pueden ser muchas: orgullo, egoísmo, frivolidad, obstinarse en querer tener siempre la razón, sensualidad desenfrenada, sensibilidad exagerada, palabras imprudentes, celos enfermizos, desorden negligente, etc.
Rara vez la culpa será de uno solo.
Un silencio cariñoso, el saber ceder con prudencia, el explicarse con calma, el olvidar cristianamente, etc., ayudan a pasar por encima de muchas dificultades.
Los pequeños disgustos, al prolongarse, pueden terminar en algo grave.
Lo mejor es acabar con ellos cuanto antes, con un poco de humor, espíritu de conciliación y capacidad de olvido.
Al cabo del tiempo puede que un día aparezca la decepción del cónyuge. Evitar toda palabra descalificadora: «Eres inaguantable». «No se puede vivir a tu lado». «Ya no te aguanto más». «No te soporto». «Que sea la última vez». «Tu actitud es inadmisible». Etc.,etc.
Hay palabras que nunca deberían pronunciarse: «Contigo es imposible hablar». «Siempre quieres tener la razón». «Nada de lo que te digo te parece bien».
Estas generalizaciones y frases radicales ahondan más las discrepancias.
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